El día que decidí andar por la Izquierda de la vida bajaba unas escaleras. Siete escalones no muy grandes que no hacían cansarte. Aquel día, el sol se marchaba poco a poco y dejaba un rastro de varios colores en el cielo de la ciudad. Miré hacia un lado y hacia el otro. La Izquierda me sonrío tímidamente."¿Dónde estabas?" me preguntó. Me encogí de hombros y me sentí culpable como si hubiera hecho una travesura. "Estaba preocupada" dijo como si fuera una madre. La Derecha no dijo nada, se quedó mirando la escena como si nunca hubiera visto a Izquierda y a mí abrazarnos. Bajamos las escaleras juntas. Derecha miró desde arriba como si fuéramos dos extrañas.
El día que decidí andar por la Izquierda de la vida estaba aprendiendo a conducir. Puse el intermitente a la Derecha cuando tenía que ir hacia la Izquierda. La locura se apoderó de mi, del coche y de otros cuantos más. Sin saber cómo, acabé en una calle sin salida sin poder hacer marcha atrás y creyendo que no había solución. Y adelante hacia la luna donde quiera que esté....La hubo.
El día que decidí andar por la Izquierda de la vida quería mucho más de lo que podía. Quería sin limites, quería sin control, quería de Izquierda a Derecha, de Derecha a Izquierda. Y de golpe andando me encontré una pared con la que me choqué. Me habló y me dijo: "A mano Izquierda". No le hice caso hasta anteayer.
El día que decidí andar por la Izquierda de la vida dormía plácidamente en una cama desconocida. No era la mía. "¿Era tuya?" "No, mía no era". Pues entonces no lo sé, me caí hacia el lado Izquierdo de la cama (básicamente porque hacia el otro había pared) y aún no sé cómo, pero allí ....TE ENCONTRÉ.
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Pequeños nudos de luz en plena oscuridad |